Un dia que olvidé
Soriano 1287, llego tarde, algo comun en mi. Creo que el cartel decia: "Poder Judicial", pero podria haber dicho cualquier otra cosa. Podria decir: "Reino de Dios" o "Casa de la Verdad", "No sabemos quien mierda sos pero decidimos en tu vida" y miles de hermosos titulos poderosos, sublimes e importantes.
En la sala destinada a los Divorcios dentro de ese pedazo de Cielo, centro de la Verdad y la Justicia (1), entramos.
Dos abogadas una al lado de cada uno de nosotros peleaban por hacer sobresalir sus egos delante de un juez San Pedro que demostraba aburrimiento y poco interes en escuchar mi vida o la de mi futura ex mujer. Lo que paso dentro: intereses, orugllos, miedos, injusticias, justicias que no lo son, injusticias e injusticias. El resto, lo olvidé...
Doy dinero a mi abogada y salgo por 18 rumbo a la Plaza Independencia nadando entre gentes que venian, yo iba.
Sin alma, mi corazón comido por lobos letrados y una puñalada en el costado, sin idea del lugar, la hora, el tiempo, que hacia,donde iba.
Llegué a un lugar.
Pido un café bien negro y bien largo, en bar con vista a la cúpula gris de mar con niebla de la rambla sur.
Pequeños cristales se funden en lava negra y humeante cuando endulzo la bebida y quieren salvarse en la cuchara: salva vidas inutil que los hunde mas y mas.
La pitada del cigarro no se diferencia, cuando la exhalo, del humo que la niebla hace brotar de los labios.
Yo, en un pedazo de papel, escribo esto.
Conversaciones ajenas son ruidos sin sentido, iguales a ronquidos de vehículos que afuera circulan, solo los escucho...
Todo es gris, quieto, pausado, irreal, película en blanco y negro.
Solo ella está en mi mente,sangre de mi sangre.
Imagino su sonrisa,su voz, sus ojos: espejos de un alma pura, manantiales de vida que gozo en zambullirme a enjuagarme de la miseria del crecer, de la peste mal holiente y hedionda de tratar con... ¿gente?.
Sus besos, sus abrazos, su piel de ángel y juro ,que pude ver sus alas el día en que ella vio la luz.
Ahora un Juez me dice cuando puedo y cuando no verla.
A mi lado, van y vienen las madres gordas y desaliñadas llevando de sus manos túnicas con niños dentro, castrando todos los impulsos de sus crías, tesoro de la vida, la razón de que ésta rueda siga girando son esos cachorros atados con collar de moña azul.
Mientras tanto, en mi mesa, la espuma café aumenta la agonía de los nuevos cristales que, sin derecho a suplica, arrojo del sobresito Calnú a flotar en colchon marrón, a su muerte segura.
No gritan, no suplican, sacrifican su vida para mi.
Grandes monstruos de concreto ahí quietos presencian...
Seres grises majestuosos ven pasar los dias, las vidas y las almas, solemnemente inmóviles e indiferentes.
Y todo sigue, funciona y se mueve aún sin mi.
Los ómnibus van y vienen, autos, camionetas, gente que trabaja y carga cajas para los demás, policías e inspectores; todos piezas de este ajedrez, ruleta de numeros negros.
Hoy soy un peón de las negras y no me toca mover;
podría ser peor...
Adentro siento algo quiere salir, pesa en los ojos bolsas por estallar con toda su dolorosa alma líquida dentro.
Creo que me voy a la rambla a ver si puedo llorar. Bajo la escalinata a presenciar la espumosa muerte de las olas contra la roca.
No gritan ni suplican, sacrifican su vida para mi , danzan su agonia en la orilla con vestido blanco mortuorio me seducen.
Y ahi quieto, presencio...
De rodillas, no grito,no suplico ni lloro...
Grandes monstruos de concreto
ahí quietos
presencian...
(Ella sabe a quien esta dedicado)
(1) Todas ellas femeninas. Que linda ironía