Vi un Angel; se llamaba Fernanda
A Ella:
quien con su Pantalon Negro a Lunares Blancos
me partio en DOS: Tocaron B.M.
Los segundos lamen mis paredes con lengua inquieta, soñadora.
Colgado en una porción del tiempo cuento las horas.
Las apilo en bolsas con su nombre.
Montañas de nylon como olas.
Respiro aire envenenado fluye,
espeso su perfume.
La luna mira indiferente, con sonrisa fría de utileria.
Celofàn en techo de opaco brillo, me tira al amarillo rancio de mi vaso.
La luz regala a sus pies un manto plata de agua tibia;
herrumbre exhala mi ser:
podredumbre eterna que mi alma cuida.
Quite su mirada de la mía,
sus ojos moros de mi retina;
esos,
que conquistan si me miran.
Dejó su sombra a mi lado, y a puñaladas de luz la fui matando.
Sangraba noche por sus heridas,
a borbotones salpicaba
dolor junto a las mías
que;
curandose iban y reian con cada grito
que oían.
Clavado en su cruz me quedé, esperando su luz volver a ver.
Solo la sobras de su miel probé.
Y nunca mas la vi.
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