Los Pérez, La pelicula.

Es indiscutible que no existe hoy en día una serie animada que refleje tan exquisitamente la decadencia de los valores y la podredumbre cultural, social, y moral de las sociedades posmodernas, consumistas y globalizadas; como los Simpson. Tampoco discuto que la sátira ácida que vemos capitulo a capitulo del estilo de vida y costumbres de la familia “tipo” Estadounidense y, por consecuencia, del ideal de familia de la mayoría de las de clases media y media baja uruguaya y, me atrevo a decir, que las de la mayoría del mundo occidental; es perfecta. Que el reflejo de lo absurdo y ridículo de nuestros valores, de los del jefe de familia y sus hijos; la total decadencia en la ètica de las costumbres; la corrupción política, policíaca, de las instituciones; en fin... lo estúpido y ridículo de nuestra sociedad, de lo que vemos dia a dia en los periódicos, escuchamos en informativos; de lo que tragamos cada noche al mirarnos a los ojos en el espejo; es sencillamente genial.

Entonces, un tipo nos muestra en forma de pequeños y simples macaquitos amarillos, la realidad absurda en la que como en lodo estamos sepultados. Y nosotros, como pobres bestias babeantes e infradotadas, nos sentamos a reírnos de ellos que, en definitiva, son nosotros caricaturizados.¿O acaso porque son amarillos o con el pelo azul, vamos a creernos que no? Por favor!

De este modo, nos encontramos riéndonos de la realidad. Nuestra realidad nos da risa cuando la vemos en la tele. Sin embargo, nos provoca otro tipo de sensaciones muy distintas cuando la vivimos.

¡Riámonos, riamos entonces. Y admiremos a un ser despreciable como lo es Homero Simpson!.

Muchos deben de creer entender a los Simpson de la manera correcta. O sea, de la forma en que hay que entenderlos para reir con superioridad y no darse por aludido. ¿Cuántos son en comparación al total de personas que los miran los que entienden eso y no lo ven como algo completamente ficticio?

A veces me pregunto si no se estará aceptando y asimilando como válido todo lo que se critica al permitir a esa familia entrar al living de nuestra casa.

Y es entonces, en ese preciso instante, en que el pensamiento toma ese rumbo, en que me siento un viejo gruñón y no me hago caso. Desvío la atencion a la pantalla y entonces me río, y babeo, y se me seca la garganta de hacerlo, y carraspeo, y tomo un trago de coca cola para refrescarme, y en el Movie Center se escuchan muchas risas, y carcajadas, y me llevo un puñado de pop a la boca. Y salgo contento, admirando a Homero.

I'm Pathetic!...